Friday, January 12, 2018

Equilibrio de vida



La mayoría de nosotros tenemos una imagen acerca de lo que significa tener un balance de vida. Sabemos lo valioso que es alimentarse saludablemente, dormir lo suficiente, hacer ejercicio, tener relaciones interpersonales amorosas y vitales, practicar hobbies, meditar o realizar disciplinas que aquietan la mente.

Sabemos que esta es la contraparte que necesitamos para equilibrar la tensión que nos produce trabajar en ambientes laborales cuya exigencia nunca termina, horarios en los que siempre 'nos falta tiempo', cumpliendo con deberes familiares, además de vivir las restricciones naturales que presenta la ciudad de México.

En mi práctica escucho decir a mis pacientes que intuitivamente saben lo que “deberían hacer” para sentirse mejor, pero les parece complicado lograrlo. Por ejemplo, cocinar y comer alimentos preparados en casa, dormir más, leer o hacer ejercicio, convivir y comunicarse con sus seres amados, apagar la televisión, dejar de pasar horas en redes sociales. 

¿Qué nos indica que tenemos que hacer algo diferente en nuestra vida? Malestares físicos, emociones difíciles de manejar o expresar. Sensaciones de opresión, ansiedad, insomnio, irritabilidad, depresión. Tensión en la relación de pareja, conflictos familiares o de trabajo. En general, una sensación de desgaste, aislamiento y falta de sentido de vida.

Es importante darnos cuenta y responder a los mensajes que nos comunican el cuerpo, las emociones y los pensamientos. El vivir en equilibrio es una experiencia individual y dinámica. Lo que era equilibrio ayer ya no lo es el día de hoy porque nuestra vida está en constante movimiento. Lo cierto es que, somos responsables ante nosotros mismos para responder a nuestras necesidades, sostener la delicada y misteriosa alquimia de nuestro bien estar y balancear los diversos aspectos de nuestra vida.   
Para lograrlo, necesitamos tiempo y espacio, aunque sean unos minutos al día. Irnos hacia adentro, es decir “regresar a casa” en nuestro interior, es la forma en la que podemos reconocer lo que está pasando, percibir las sensaciones que esto nos produce y descubrir lo que necesitamos. En este lugar podemos encontrar las respuestas a nuestras preguntas y posibles soluciones a nuestro desequilibrio.

No siempre es fácil aceptar lo que ya no es vigente, ver nuestra resistencia al cambio y la incertidumbre de nuevas decisiones y comportamientos. Por ello, te ofrezco una práctica de respiración muy simple que aquieta la mente, abre la sabiduría y mirada interior.

Siéntate en una posición cómoda, con la espalda recta y relajada. Descansa ligeramente la punta de tu dedo índice justo debajo de la nariz (entre las fosas nasales) y siente la ligera presión que produce. Cuando tu mente se disperse, aplica un poco de presión (esto ayuda a enfocar la atención). Respira normalmente sintiendo cómo el aire entra y sale por la nariz. Notarás que tu respiración se profundiza, quizás te lleve a suspirar. 


Hazlo de 3 a 5 minutos (cuando menos) mañana y noche. Te permitirá estar “en casa” dentro de ti al iniciar tu día y “regresar a casa” antes de dormir. Después de practicar un tiempo, ya no será necesario tocar la base de tu nariz.  Si eres constante, verás que muy rápidamente tendrás más claridad acerca de lo que necesitas hacer para vivir una vida equilibrada.

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