Friday, January 12, 2018

El significado espiritual de una crisis


REIKI USUI SHIKI RYOHO

Acompañar a las personas que acuden a mi en busca de soluciones a las crisis que viven le da sentido a mi vida. Acompañarlas en sus proceso de vida, en las crisis que afectan su desarrollo personal y profesional es profundamente inspirador. Me conmueve su dolor, su confusión, su deseo por encontrar mejores caminos y elecciones de vida porque es el dolor que todos vivimos como seres humanos. Es un hecho inevitable.

El contraste que existe entre lo que pensamos necesitar como individuos y la realidad de vida que tenemos produce tensión, fricción y por momentos nos lleva a una crisis. Una crisis puede provenir  de un evento externo como un despido del trabajo, accidentes, una enfermedad o la muerte de alguien cercano, y también se puede desencadenar cuando tenemos de desarrollarnos y crecer internamente. 

Una crisis tiene una cualidad disruptiva porque crea caos en el orden y la forma en que vivimos. Cambia cómo nos percibimos a nosotros mismos y altera nuestra visión del mundo. Nos sentimos perdidos, vulnerables, tristes, ansiosos, enojados. Son momentos que pueden marcar el inicio de una profunda transformación. Nos presentan una oportunidad de buscar ayuda para darle sentido a lo que nos está pasando, nos motiva a buscar personas y herramientas que nos permitan vivir nuestra situación de la mejor manera posible. 

En 1990 encontré una herramienta de vida en mi primer tratamiento de Reiki. Mi hermano había fallecido desde hacía un año creando una crisis tan desgarradora que se alteró la realidad que había construido , tenía que darle sentido a la vida y a la muerte. Me sugirieron ir a ver un médico que me dijo, 'lo que necesitas es un tratamiento de Reiki'.

Yo no sabía lo que Reiki era, me recosté en una camilla y durante una hora el médico y su esposa pusieron sus manos sobre diferentes partes de mi cuerpo. El tratamiento fue muy relajante, me sentí acompañada, apaciguada y reconfortada. Cuando salí  a la calle me sentí serena, por primera vez en mucho tiempo, respiraba mejor, con la mente más clara y el corazón liviano. Supe que tenía que volver a sentirlo y a las pocas semanas tomé el curso de Reiki I. 

El significado de la palabra Reiki en español es Energía Universal de Vida.

Durante el taller de Reiki I tuve experiencias de gozo y esperanza, recupere un sentido de vida, de conexión conmigo misma y con la energía de Reiki. Sentí que estaba iniciando un nuevo ciclo de vida. Aprendí a darme Reiki a mi misma y volví a experimentar la dulce sensación de mi primer tratamiento. Sabía que algún día sería maestra de este arte de sanación, de eso hace 27 años. 
Fui estudiante y practiqué 10 años preparándome para ser maestra y hace 17 años que lo enseño.

Reiki es una sencilla practica japonesa que promueve el bien-estar. Es originaria de Japón y fue transmitida y enseñada por Mikao Usui. El buscó descubrir cómo Jesús y Buddha sanaban con las manos; su dedicación y compromiso lo llevaron a tener experiencias trascendentes y a enseñar Reiki en Japón. Esta práctica es una tradición oral y fomenta la cercanía en las familias y comunidades, en los estudiantes, practicantes y maestros.

La experiencia se enfoca en la experiencia individual que la persona tiene con la energía de Reiki, es un camino de evolución personal, espiritualy comunitaria. La disciplina y practica de este arte de sanación se asemeja a la creatividad y destreza que adquirimos cuando tocamos un instrumento musical, cuando pintamos, bailamos o escribimos. El practicante afina su sensibilidad y talento, conectando con la fuente de inspiración y creación.

Es un proceso único, íntimo e individual. El camino revela nuestro compromiso a vivir y a realizar el potencial que reside en nuestro interior. Lo que más valoro de la practica de Reiki es que me ha llevado a saber que estamos en continua evolución, que somos inimitables en esencia y estamos unidos por nuestra ineludible humanidad.

Cuando doy tratamientos o enseño Reiki constato que la experiencia de una persona tiene un matiz único, mi rol no es “componer” al otro pero sí ofrecerle una presencia e instrumentos que lo ayuden a descubrir las partes que aun desconoce de si mismo. He aprendido a confiar, a poner las manos sobre mi cuerpo o el cuerpo de otra persona, cerrar los ojos, abrirme a las sensaciones y estar presente conmigo misma y con los demás.


He aprendido otra forma de vivir, mis momentos de crisis son más serenos y confío en mi capacidad de reponerme. Me acompaño a mi misma en momentos difíciles poniendo mis manos en donde siento dolor, angustia, preocupación. Aunque extraño a mi hermano cada día, hoy abrazo el suave dolor de su ausencia con la gratitud de haber encontrado en Reiki la gracia y belleza de la vida. 

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